DISCURSO
29 de junio de 2022 – Hotel Sheraton
¡Hola, y muy buenas tardes a todos! Me alegra que – ¡por fin! – podamos estar aquí juntos presencialmente para celebrar la independencia de los Estados Unidos de América y los lazos fraternales entre Estados Unidos y Panamá.
El próximo lunes es el aniversario 246 de nuestra Declaración de Independencia. Veo aquí con nosotros al embajador del Reino Unido, el país del cual nos independizamos hace casi dos siglos y medio.
Ahora bien, ¿por qué decidimos separarnos del país que no era solamente el más poderoso de su época, sino también el que concedía más derechos a sus ciudadanos que cualquier otro? ¿Acaso no estábamos satisfechos? Aparentemente no. Queríamos determinar nuestro propio futuro. Queríamos definir nuestros propios horizontes. Queríamos – para usar un término que resonará aquí entre mis amigos panameños – soberanía.
¿Y qué es la soberanía del pueblo? Es la democracia. Estados Unidos eligió el camino democrático en 1776, y hoy día es la democracia continua más antigua de la época moderna. Nos alegra que Panamá – después de sus propias luchas – ha decidido seguir un camino parecido.
Sabemos que existen otros modelos de gobierno – que sí pueden dar resultados a corto plazo – pero que a fin de cuentas responden a intereses particulares, ya sean de partido, etnia, o individuo, y solo terminan en la miseria para ellos y para otros, de esto todos somos testigos con la tragedia de la invasión rusa de Ucrania.
La Embajada de EE.UU. está comprometida con promover la democracia y los principios que la sostienen, como la libertad de expresión, la libertad de prensa, la transparencia gubernamental y los derechos humanos de todos, especialmente de los más vulnerables y marginados.
Cómo pueden ver en las imágenes que exhibimos hoy, también nos enfocamos en tres temas más que ayudan a definir nuestra relación con Panamá: valores, prosperidad y seguridad.
Por ejemplo, estadounidenses y panameños creemos que la educación es un derecho básico que abre oportunidades hacia una mejor calidad de vida y un mayor desarrollo del país. El Departamento de Estado entregó más de 30 becas a panameños desde 2021 a lo que va de 2022. Acabamos de abrir en Panamá nuestro “American Center” en la Plaza de la Ciudad del Saber para impulsar el intercambio cultural y el conocimiento que nutre el talento de nuestra gente.
Promovemos la prosperidad a través de los miles de puestos de trabajo que las inversiones estadounidenses generan en Panamá. Hemos visto el fruto de nuestro intercambio comercial en proyectos y comunidades que visitamos en nuestras giras a Los Santos, Herrera, Veraguas, Bocas del Toro, Chiriquí y Colón, y esperamos llegar a muchos puntos más. Nos enorgullece ser el primer socio comercial de Panamá.
Sabemos que un pueblo sano y seguro prospera, y por eso apoyamos a Panamá con vacunas contra el COVID-19, hospitales móviles, y equipo de protección, que estamos seguros permitieron salvar vidas y apoyar el esfuerzo de los equipos de salud y seguridad de Panamá. Este último año donamos un centro de salud en la comarca Ngäbe-Buglé, y realizamos una gira médica en la comarca Emberá-Wounaan junto al Ministerio de Salud y el Ministerio de Seguridad.
Ambos países enfrentamos retos de seguridad que manejamos juntos, trabajando mano a mano para enfrentar el tráfico ilegal de migrantes y todas las actividades ilícitas del crimen organizado transnacional. Seguiremos trabajando juntos para mantener el crimen fuera de nuestros barrios y nuestras fronteras.
Ofrecer estas palabras en este evento es un tremendo honor para alguien como yo, que aprendí español en las calles de Pedregal en los años 80, y después pude presenciar, como un joven diplomático, la transferencia del Canal a manos panameñas el 31 de diciembre de 1999. Mi afecto personal por el pueblo panameño no conoce límites, como tampoco los conoce el compromiso de Estados Unidos en apoyar la democracia y los derechos humanos en el hemisferio.
No dudo que en los próximos meses llegará la nueva embajadora de Estados Unidos a Panamá, Mari Carmen Aponte, y que en el año 2023 será ella quien se dirija a ustedes en nuestra celebración de independencia. ¡Así lo espero! Pero la otra buena noticia – ¡y espero que sea buena! – es que yo me quedo un año más en Panamá, un año que dedicaré – no importa si sea jefe de misión o ministro consejero – a continuar fortaleciendo una relación bilateral que está, a mi parecer, mejor que nunca.
Así que brindemos por la amistad de Panamá y Estados Unidos, repúblicas hermanas que compartimos historia, intereses y valores, con grandes esperanzas para el futuro. ¡Salud, y feliz 4 de julio!