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Embajadora Linda Thomas-Greenfield durante sesión especial de la Asamblea General de la ONU sobre Ucrania
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marzo 3, 2022

DECLARACIONES

Misión de Estados Unidos ante las Naciones UnidasOficina de Prensa y Diplomacia Pública2 de marzo de 2022

 

Sr. Presidente, Sr. Secretario General, estimados delegados y todos aquellos que están abocados a la noble misión de esta institución: en el día de hoy, instamos a Rusia a poner fin a esta guerra no provocada, injustificada e inadmisible. Exhortamos a Rusia a que respete la soberanía y la integridad territorial de Ucrania. Instamos a otro vecino de Ucrania, Bielorrusia, a quien acabamos de escuchar, a que deje de apoyar la guerra y de permitir que su territorio se use para facilitar la agresión. Y hoy estamos unidos en nuestro reclamo de que Rusia rinda cuentas por las violaciones del derecho internacional que comete, así como para responder a la gravísima crisis humanitaria y de derechos humanos que se está desarrollando ante nosotros.

Nos encontramos ante un momento extraordinario. Por primera vez en 40 años, el Consejo de Seguridad ha convocado a una Sesión Especial de Emergencia de la Asamblea General. Cuarenta años. La mayoría de los hombres y las mujeres que combaten en Ucrania ni siquiera habían nacido la última vez que las Naciones Unidas se reunieron de esta forma por la paz. Y me atrevo a decir que muchas de las personas en esta sala no habían nacido cuando eso ocurrió. Pero es posible que algunas personas rusas y ucranianas de mayor edad recuerden un momento como este. El momento en que una nación europea agresiva invadió a otra, sin que mediara provocación, para exigir el territorio de su vecino. Un momento en que un dictador europeo declaró que devolvería su imperio a glorias pasadas. Una invasión que provocó una guerra tan horrorosa que llevó a que esta organización existiera.

Ahora, más que en cualquier otro momento de la historia reciente, las Naciones Unidas están siendo desafiadas. Si las Naciones Unidas tienen algún propósito, ese es el de prevenir la guerra, condenar la guerra y detener la guerra. Ese es el trabajo que tenemos por delante aquí hoy. Es el trabajo que les encomendaron, no solo sus capitales, sino la humanidad entera.

Han ocurrido muchas cosas a un ritmo vertiginoso para que estemos en este momento tan singular. Hace apenas una semana, en medio de la noche, el presidente Putin lanzó una invasión a gran escala de nuestro Estado Miembro de la ONU en el preciso momento —en el momento exacto— en que el Consejo de Seguridad celebraba una reunión urgente para intentar promover la vía diplomática y la desescalada de las tensiones. Mientras el Consejo de Seguridad discutía sobre paz, Putin declaró la guerra. Ucrania se ha defendido con gran valentía y vigor.

Como lo señaló anoche el presidente Biden en su discurso sobre el Estado de la Unión, el presidente Putin “se encontró con una muralla de resistencia que nunca imaginó; se topó con el pueblo ucraniano”. Sin embargo, la naturaleza temeraria e indiscriminada de los ataques de Rusia ha tenido consecuencias devastadoras y nefastas para el país entero. Rusia ha bombardeado edificios de viviendas residenciales. Ha bombardeado tumbas sagradas. Ha lanzado proyectiles sobre jardines de infantes, orfanatos y hospitales. Rusia ha propiciado una hambruna masiva y ha hecho que muchos tuvieran que huir de sus hogares. Según las últimas estimaciones de la ONU, esta cifra está llegando al millón de personas. Agradecemos a los países que han abiertos sus fronteras, que han abierto sus corazones, que han abierto sus viviendas a quienes huyen de Ucrania. Y quisiera replicar el llamamiento de la Agencia de la ONU para los Refugiados pidiendo que se ayude y se acoja a todos los que huyen del conflicto, con independencia de cuál sea su raza o nacionalidad. Los refugiados son refugiados.

En el caso de quienes se quedan en el país, Rusia está destruyendo infraestructura crítica, es decir, servicios vitales que brindan a millones de personas en toda Ucrania agua potable para mantenerse vivas, y gas para que las personas no mueran de frío. Al parecer, ahora Rusia se está preparando para redoblar la brutalidad de su campaña contra Ucrania. Hemos visto videos de fuerzas rusas que trasladan armamento sumamente letal hacia Ucrania, algo que no es admisible en el campo de batalla. Esto incluye municiones de racimo y bombas termobáricas, que están prohibidas por la Convención de Ginebra. Todos hemos visto el letal convoy de 40 millas de extensión que se dirige a Kiev. El presidente Putin sigue escalando la situación, al poner en alerta elevada a las fuerzas nucleares rusas y amenazar con invadir Finlandia y Suecia. En cada instancia de la guerra, Rusia ha traicionado a las Naciones Unidas. Las acciones de Rusia se oponen a lo que este organismo defiende.

En todo el mundo, las personas se han unido del mismo modo en que hoy debe hacerlo esta Asamblea General. Las protestas y vigilias contra la guerra de Rusia, y en solidaridad con Ucrania, teñidas de azul y amarillo, se han multiplicado por todo el mundo. Hay protestas por la paz. De Bangkok a Budapest. De Berlín a Buenos Aires. De Sídney a Seúl. De Calgary a Ciudad del Cabo. E incluso en Moscú y Minsk. En todos lados, las personas alzan la voz y piden al presidente Putin que cese este ataque.

El mismo pueblo ruso se pregunta cuántas vidas sacrificará Putin para concretar sus ambiciones cínicas. Y la respuesta es sobrecogedora. A los manifestantes rusos, les transmito mi agradecimiento por su valentía. A los soldados rusos que fueron enviados a la primera línea de una guerra injusta e innecesaria, les digo: sus líderes les están mintiendo. No cometan crímenes de guerra. Hagan todo lo posible por deponer las armas y salir de Ucrania.

La verdad es que esta guerra fue la decisión de un solo y único hombre: el presidente Putin. Fue su decisión obligar a cientos de miles de personas a guardar los vestigios de su vida en una mochila y huir del país. Enviar a bebés recién nacidos a refugios antiaéreos improvisados. Obligar a niños con cáncer a resguardarse en sótanos de hospitales, interrumpir su tratamiento y, en definitiva, condenarlos a la muerte. Esas fueron las elecciones del presidente Putin. Ahora es el momento de que nosotros hagamos las nuestras.

Estados Unidos elige acompañar al pueblo ucraniano. Elegimos, en coordinación con nuestros aliados y socios, imponer consecuencias severas a Rusia. Elegimos exigir que Rusia responda por sus acciones. Y pronto votaremos una resolución que disponga justamente eso. Creemos que esta es una votación simple. Deben votar sí si creen que los Estados Miembros de la ONU —incluidos sus propios estados— tienen derecho a la soberanía y la integridad territorial. Voten sí si creen que Rusia debería responder por sus acciones. Voten sí si creen en defender la Carta de la ONU y en todo lo que representa esta institución.

Muchísimas gracias.


Para ver el texto original, ir a: https://usun.usmission.gov/remarks-by-ambassador-linda-thomas-greenfield-at-a-un-general-assembly-emergency-special-session-on-ukraine/